10ª ENTREVISTA:

De perseguidor a perseguido.

Shalon, mi estimado amigo Pablo: Nos quedamos en Arabia ¿es así?

+ Sí, en el reino de los nabateos, que era un pueblo semita de origen arameo, muy arabizado y posteriormente helenizado. Los nabateos llegaron a ser el más importante pueblo comercial del norte de Arabia. Pero dejemos este dato, ilustrativo, y sigamos con nuestra historia.

Y después de Arabia ¿a dónde dirigiste tus pasos?

+ Volví a Damasco, donde lo pasé muy mal,

¿Y por qué?

+ Te cuento: Yo seguí predicando lo que se me había revelado: Que Jesús era el Masías. Tan mal caía esto a los judíos, que decidieron matarme.

Total que de perseguidor te convertiste en perseguido…

+ Exacto. Me buscaron por todas partes; ya no sabía dónde esconderme; cerraron todas las puertas de la ciudad y, además pusieron vigilancia en cada una de ellas. (Hech. 9,23-25; 2 Cor.11,32). Todos, mis discípulos y yo, estábamos muy preocupados, nerviosos, sin dormir, y tramando desesperadamente la fuga. Me dolía más porque los que me perseguían eran de mi raza. Menos mal que a uno de los míos se le ocurrió la idea de descolgarme por las murallas, metido en una espuerta. Así lo hicieron y así me salvé de una muerte segura.

Buena idea y mejor acción. Yo me alegro de que te salvarás pues, de no haber sido así, habría perdido la ocasión de conocerte y de entablar amistad contigo. Pero el tiempo apremia. Tenemos que despedirnos, hasta otro día.

+ Quédate con Dios, amigo.