9ª ENTREVISTA:

Mis primeros pasos como apóstol.

La paz contigo, amigo Pablo: después del encuentro con Ananías, ¿qué hiciste? (Años 33-34).

Estuve unos días en Damasco, con sus discípulos. Damasco es una ciudad muy antigua, situada en una fértil y extensa llanura. Paré en casa de Judas, en la calle Recta. Esta calle atravesaba la ciudad de este a oeste. Había en esta ciudad una importante colonia judía. Muy pronto me puse a predicar en las sinagogas, proclamando que Jesús es el Hijo de Dios.


Bueno, amigo, y la gente que te conocía como el perseguidor de los cristianos, ¿qué decía?

Pues ya puedes figurarte. Cuando me vieron y me oyeron se quedaron atónitos y no se explicaban cómo yo había cambiado en tan poco tiempo. Muchos no se fiaban de mí, pero yo seguía muy entusiasmado, me crecía y confundía a los judíos, demostrándoles que Jesús era el Cristo. (Hech.9,20-22).


¿Y estuviste mucho tiempo en Damasco?

Solo unos días, como ya te dije antes. Pronto me fui a Arabia, consciente de que Dios me había separado desde el seno de mi madre, y me había revelado a su Hijo para que yo lo anunciara a los gentiles. Me marché “sin pedir consejo ni a la carne ni a la sangre” y “sin subir a Jerusalén, donde estaban los apóstoles anteriores a mí”. (Gal. 1, 15-17).

Un poco rebelde, ¿no?

Bueno, siempre he sido bastante inquieto. Por otra parte, tenía pensado ir a Jerusalén con más tiempo.

¡¡Anda, que ya es la hora!! Nos despedimos hasta otro día.

Está bien; nos veremos.