Monición de entrada. Domingo 30º del t.o., ciclo B. Bartimeo, el ciego de Jericó. Mc. 10, 46-52




Al salir Jesús de Jericó, con sus discípulos y bastante gente, el ciego Bartimeo (El hijo de Timoteo) estaba sentado al borde del camino pidiendo limosna. Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar: “Hijo de David, ten compasión de mí”. Muchos le regañaban para que se callara. Pero él gritaba más: “Hijo de David, ten compasión de mí”. Jesús se detuvo y dijo: “Llamadlo”. Llamaron al ciego diciéndole: “Ánimo, levántate, que te llama”. Soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús. Jesús le dijo: “¿Qué quieres que haga por ti?”. El ciego contestó: “Maestro, que pueda ver”. Jesús le dijo: “Anda, tu fe te ha curado”. Y al momento recobró la vista y lo seguía por el camino.

COMENTARIO

Triana.- La gran Fiesta de los cristianos es la Eucaristía. Y nuestro Gran Libro es la Biblia, que es donde Jesús nos habla a nosotros. Hoy nos cuenta la historia de Bartimeo, un ciego que vivía en Jericó, un pueblo cerca de Jerusalén.

Fernando.- Bartimeo estaba sentado a la orilla del camino pidiendo limosna, y Jesús pasaba por su lado rodeado de mucha gente.

Ana.- Y Bartimeo oyó que era Jesús y dio un grito diciendo ”Hijo de David, ten compasión de mí”: gritó con una fe enorme.

Irene.- Y como Jesús es la fábrica del Amor, y viendo la fe tan grande que tenía, le curó la vista y Bartimeo lo siguió por todo el camino.

Triana.- Jesús, hay cosas que me rodean que no me dejan descubrirte. En casa hablamos poco o nada de ti y me convierto en una persona ciega y alejada de ti.

Fernando.- Para un cristiano, estar ciego es no entender tu mensaje. Ese mensaje que cada domingo nos enseñas en el Evangelio pero que al salir de la iglesia se me olvida.

Ana.- Vosotros, nuestros padres y abuelos, sois nuestros mejores guías para encontrar a Jesús. No queremos caer en la pereza. Si participamos en la Fiesta de la Misa, prometemos llevar esa alegría a casa.

Irene.- Y no hagáis caso de nuestros caprichos que nos dejan ciegos. Si aprendemos a ayudar, el día de mañana ayudaremos, pero si nos enseñáis que las personas no son importantes, puede que mañana vosotros no seáis importantes para nosotros.

Triana.- Bartimeo, al oír pasar a Jesús, LO TENÍA MUY CLARO: no se quedó sentado, esperando la compasión de los demás. En Jesús encontró una nueva esperanza y grito una y otra vez.

Fernando.- ¿Y tú, lo tienes claro? Pídele ayuda a Jesús. Habla con Él. Te está esperando para ayudarte Pero eso sí, tú tienes que dar el primer paso.

Ana.- Desengánchate de tu tristeza. No te dejes atrapar por la rutina. La televisión puede ser una tela de araña que se te meta en los ojos, ... o en tu corazón.

Irene.- Hay gente que quiere apartarte de la luz de Jesús, incluso quitar a Jesús de las escuelas.. Esa gente no van a ser nuestros dioses: ¡que no te líen! Jesús es parte de nuestras vidas ¿Cómo vas a vivir sin ese trozo de vida?