Monición de entrada. Domingo de la Santísima Trinidad, CICLO C, Jn. 16, 12-15

Dijo Jesús a sus discípulos: “Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora: cuando venga él, el Espíritu de la Verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues lo que hable no será suyo: hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir. Él me glorificará, porque recibirá de mí lo que os irá comunicando. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que tomará de lo mío y os lo anunciará”.

DIÁLOGO

Lucía.- ¡Por fin domingo! El día del Señor. El domingo pasado fue Pentecostés, la venida del Espíritu Santo. Hoy celebramos la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo, y el próximo domingo es el Corpus Cristi, día de la Eucaristía. ¡Son tres domingos muy importantes!


Patricia.- La Santísima Trinidad: El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. ¡Pues a mí me salen tres Dioses! Este misterio me lo tienes que explicar.


Juan.- ¡Vaya tela! ¡No te enteras de nada! Hay un solo Dios, una sola Esencia: “EL AMOR”, y tres personas distintas, reveladas a lo largo de la historia de la salvación. La persona del Dios Padre, es la del Dios creador del origen del universo.


Ana.- Mi abuelita dice que es parecido a la decisión que tomaron tus padres, tanto se amaban que decidieron crearte a ti. Tú eres el fruto de su amor. Como el universo, es fruto del Amor de Dios Padre. El mismo Jesús nos reveló a Dios como Padre: Jesús, El Hijo amado del Padre. Engendrado por el Padre antes de todos los siglos.


Lucía.- ¡Señor! Gracias por dejarnos sentirnos hijos tuyos. Intentaremos no defraudarte. Siempre estaremos a tu lado, repartiendo ese amor que tu nos tienes.


Patricia.- ¡Pero bueno! Entonces Jesús, el Hijo, es otro Dios, ¿no? Explícame ese lío antes de volverme loco.


Juan.- Pues mira: Cuando Dios vio lo chapuza que éramos, y que creábamos leyes contra la propia vida y el propio hombre, decidió encarnarse, y se hizo hombre, para mostrarnos qué era eso de amarse y entregarse al necesitado. Vino a rescatarnos, ¡y lo crucificamos por eso!


Ana.- Como tus padres, cuando se sacrifican por ti, y te cuidan, y te enseñan día a día qué es el verdadero amor. ¡Siempre están a tu lado! Y como a Jesús le pasó, a veces nosotros les chillamos y les maltratamos, y no le reconocemos lo mucho que nos quieren.


Lucía.- ¡Señor! Tú eres el amigo que nunca falla, nos prometiste que nunca nos dejarías solos. ¡Qué grande eres! Te siento a mi lado en cada caída, en cada desaliento. Como tu Hijo Jesús, quiero mezclarme con las personas necesitadas, para mostrarles tu inmenso amor.


Patricia.- ¡Bueno, ya voy entendiendo! Un solo Dios y tres personas distintas. ¡Explícame lo del Espíritu Santo! ¿Cómo están unidas las tres personas para que sean un solo Dios?


Juan.- Jesús resucitó, y cuando ascendió a los cielos, el Padre y el Hijo nos enviaron su fuerza, su aliento, su amor, su Espíritu, que es Santo como el Padre y el Hijo. El Espíritu Santo, produce la Unidad y la Caridad de la Iglesia, distribuye dones y ministerios, nos santifica y nos guía al Padre y al Hijo: ”Los Tres Unidos en una Misma Esencia o naturaleza: EL AMOR” porque Dios es Amor.


Ana.- Manuel Lozano Garrido, nuestro LOLO, a quien la iglesia va Beatificar en Linares el 12 de Junio de 2010, sí entendió la Trinidad. Todo lo amaba en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo: “Guardó la Palabra del Padre, sufrió y se entregó al Evangelio y participó de la Eucaristía como el Hijo, y transmitió la fuerza y la valentía como el Espíritu Santo, en sus nueve libros escritos postrado en su silla de ruedas”. La Trinidad estaba en él, se llenó de ella y de su esencia: “El amor”.