Diálogos desde el Evangelio. Domingo 4º de Pascua A


Lectura del santo evangelio según san Juan 10, 1-10
En aquel tiempo, dijo Jesús: «Os aseguro que el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ése es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el guarda, y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz; a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños.»
Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús: «Os aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon. Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y, salir, Y encontrará pastos. El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estrago; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante.»


DIÁLOGO

N: Mi Señor Jesús, el Viviente: Recuerdo que una vez, después de preguntar a tus apóstoles quién decía la gente que eras Tú, te dirigiste directamente a ellos con esta pregunta: ¿Y vosotros quién decís que soy yo?.Y Pedro contestó: Tú eres Cristo, el Hijo de Dios vivo”.

+Jesús: Veo, amigo, que tienes buena memoria. Fue en Cesarea de Filipo y en esa ocasión prometí a Pedro que sería el fundamento, la roca de mi iglesia.

N: A mí me encanta cuando te autodefines a ti mismo de muchas formas. Nos dices: Yo soy la vida, Yo soy la luz, Yo soy el camino, la verdad y la vida, yo soy el pan vivo, Yo soy el agua viva, Yo soy la resurrección…Y hoy te diriges a todos y nos recuerdas que eres el Buen Pastor y la Puerta del rebaño. Me gustaría que me explicaras esto de la Puerta.

+Jesús: A lo largo de la historia de mi pueblo, han existido mucho reyes y dirigentes (también dirigentes religiosos), que, en vez de servir al pueblo se aprovechaban de él. Sabrás que, en el ambiente agrícola los rebaños eran una gran fuente de riqueza y los pastores eran los encargados de cuidar de sus ovejas.

N: Claro, querido Maestro, por eso a los reyes se les llamaba los pastores del pueblo. Además, por lo que he leído, los dirigentes del templo se creían que ellos eran como la puerta de la salvación. Lo que pasa es que muchos de los reyes no fueron buenos pastores de su pueblo ni los que tenían el poder religioso lo dirigían según Dios les había encargado.

+Jesús: Así es, entrañable amigo. Siempre ha habido reyes y dirigentes buenos y malos; pastores buenos y otros a quienes se les llama ladrones y bandidos.

N: Qué fuerte, ¿verdad Jesús?. Yo gozo cuando te presentas como el Buen Pastor y nos conoces, y nos cuidas, y nos guías, y nos buscas cuando nos perdemos, y nos dedicas tu existencia y hasta estás dispuesto a dar la vida por nosotros. Eres, además, la PUERTA del aprisco. La puerta está abierta para todos, pero no fuerzas a nadie; nos quieres libres. No estaría mal que en la puerta del aprisco pusieras un letrero que dijera: “SI QUIERES ENTRA”.

+Jesús: Soy, ciertamente la puerta, pero tengo siempre presente que la libertad es la que da sentido a los actos del ser humano. Nuestro Padre-Dios no quiere esclavos ni tontos útiles; a todos nos quiere libres. Cuando a uno lo fuerzan para hacer algo o seguir a alguien, están profanando esa cualidad tan importante y tan sagrada que se llama libertad.

N: Me queda una cosa por decirte: que yo conozca tu voz; que me deje conocer por Ti y que yo se conozca y te ame cada día más y que nunca pierda el sentido comunitario. Nos quieres, Señor Resucitado, unidos contigo; libremente unidos.