Monición de entrada. Domingo 16º T.O., Ciclo A. "LA CIZAÑA, EL GRANO DE MOSTAZA Y LA LEVADURA"

Jesús, propuso una parábola a la gente: “El reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero, mientras la gente dormía, un enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo y se marchó. Cuando empezaba a verdear y se formaba la espiga apareció también la cizaña. Entonces fueron los criados a decirle al amo: “Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde sale la cizaña?”. El les dijo: “Un enemigo lo ha hecho”. Los criados le preguntaron: ¿Quieres que vayamos a arrancarla?”. Pero Él les respondió: “No, que podríais arrancar también el trigo. Dejadlos crecer juntos hasta la siega, y cuando llegue la siega diré a los segadores: Arrancad primero la cizaña y atadla en gravillas para quemarla, y el trigo almacenadlo en mi granero”.
Les propuso esta otra parábola: “El Reino de los cielos se parece a un grano de mostaza que uno siembra en la huerta; aunque es la más pequeña de las semillas, cuando crece es más alta que las hortalizas; se hace un arbusto más alto que las hortalizas y vienen los pájaros a anidar en sus ramas”.
Les dijo otra parábola: El reino de los cielos se parece a la levadura; una mujer la amasa con tres medidas de harina y basta para que todo fermente”. Jesús expuso todo esto a la gente en parábolas y sin parábolas no les exponía nada. Así se cumplió el oráculo del profeta: “Abriré mi boca diciendo parábolas; anunciaré los secretos desde la fundación del mundo”.
Luego dejó a la gente y se fue a casa. Los discípulos se le acercaron a decirle: “Acláranos la parábola de la ceniza en el campo”. Él les contestó: “El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del reino; la cizaña son los partidarios de Maligno; el enemigo que la siembra es el diablo; la cosecha es el fin del tiempo: El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y arrancarán de su reino a todos los corruptores y malvados y los arrojarán al horno encendido; allí será el llanto y el rechinar de dientes: Entonces los justos brillarán como el sol en el reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga”.


DIÁLOGO

Agustín.- Hoy Jesús, nos habla de su Reino en tres parábolas. En la de La Cizaña, su reino es como un trigal, fruto de su Palabra, que se convertirá en nuestro alimento de vida.

Jorge.- ¿Y qué es la cizaña? ¡Ah, ya me acuerdo! Es una planta que no es comestible, y como las malas acciones, no deja que crezca el trigo bueno: “Ahoga el fruto del amor”.

Pablo.- ¡Otra lección de Jesús!: “No la elimina rápidamente”, porque puede cortar al trigo, o quizás porque tiene la esperanza de cambiar el corazón egoísta de la cizaña.

Lucía.- El ser tajante, el querer imponer, puede generar violencia, lo que provoca que el trigo se convierta en cizaña. ¿Quién de nosotros no somos a veces cizaña?: “El perdón es la semilla del amor”

Agustín.- En la de El Grano de Mostaza, tan pequeño como la cabeza de un alfiler, y llega a crecer hasta los tres o cuatro metros de altura, Jesús nos ha habla del cuánto crecerá su Reino.

Jorge.- Jesús es el principio del reino, del que germinaron los primeros 12 apóstoles, y luego muchos más. Y de esos apóstoles nacieron nuevas ramas, hasta llegar a la Iglesia de hoy.

Pablo.- El gran secreto de ese crecimiento es: “La Fidelidad al Evangelio de Jesús”, el no secarte y morir ante las dificultades, y si una rama muere ¡Hay muchas más que crecen en torno a Jesús!

Lucía.- Hoy, el Reino de Jesús, crece en medio del pasotismo. ¿Quieres ayudar a vencerlo, a dejar de ser un atrapado por la televisión y el conformismo? De tus buenas acciones, nacerán nuevas ramas de JESÚS.

Agustín.- La parábola de La Levadura, nos habla del cómo ha de crecer su Reino. La levadura es un fermento que, con muy poca cantidad unida a la harina, la hace crecer y se convierte en una gran masa de pan.

Jorge.- ¡Ya lo entiendo!, el Reino crecerá mediante el contagio de nuestras obras, y del cómo la realizamos: “Con verdadera entrega, sembrando la alegría y la esperanza a los que nos rodean”.

Pablo.- No solo debemos de amar a Jesús, debemos de contarlo al resto del mundo. Y no solo en la catequesis o en la iglesia, sino en el colegio, en la familia, en el trabajo.

Lucía.- Un Reino de Dios, vivido en comunidad, al servicio de los más desfavorecidos. No te quedes en saberlo, disfrútalo en tu Parroquia, como fuente del verdadero amor de Jesús.