HACIA DIOS POR LOS CAMINOS DE LA BIBLIA, Nº 5

Primer relato de la creación

Hoy me vas a permitir que comparta contigo mis sentimientos. Ya lo hiciste tú el domingo pasado, pues ahora lo hago yo. Siempre que leo este primer pasaje de la creación, se despiertan en mi interior las vivencias de la Vigilia Pascua. Después de la bendición del fuego; después de que la luz del cirio pascual ahuyentaba las tinieblas de la noche; después del solemne canto del Pregón Pascual, el lector o lectora proclamaba la primera lectura, que es precisamente la del primer relato de la creación.

P: ¿Y qué es lo que sentías?

R: Una gran emoción. El Dios creador estaba allí, proclamando su poder, su grandeza, su sabiduría y, sobre todo, SU AMOR.


Me encantaba oír que “al principio creó Dios el cielo y la tierra”“que la tiniebla cubría la superficie del abismo, mientras el espíritu de Dios se cernía sobre la faz de la tierra”. Y me daba cuenta de que era el mismo Espíritu que se estaba cerniendo sobre aquella comunidad que estaba celebrando el triunfo de Jesús resucitado, el triunfo de la Vida sobre la muerte, la victoria del AMOR sobre el odio.

P: ¿y qué más? Sigue, por favor, pues estás reviviendo en mí los mismos sentimientos.

R: Me conmovía escuchar, después de cada día de la creación, el mismo estribillo: “y vio Dios que era bueno”. Pasó una tarde, pasó una mañana, el día primero, el día segundo… “y vio Dios que era bueno”.
…Y la luz era buena, y la tierra era buena, y el mar era bueno, y las plantas y los árboles, y las lumbreras del firmamento eran buenas, y los animales del mar y de la tierra, todo era bueno.

P: Ya no te pregunto sobre los días de la creación, porque veo que se trata de un montaje litúrgico: seis días de trabajo y el séptimo debe ser para Dios.

Dice el texto que Dios bendijo el día séptimo y que descansó de toda la obra de la creación. Sabemos que Dios no puede cansarse. Lo pone como ejemplo para que nosotros guardemos el domingo.
Te emplazo, sin embargo, para el día que viene con la siguientes preguntas: Gn.1,26-31.
  • ¿En qué sentido el hombre y la mujer son imagen de Dios?
  • Si Dios confía al hombre el cuidado de la creación ¿qué debe hacer con ella?