Monición de entrada. Domingo 7º del T.O., ciclo B, JESÚS CURA A UN PARALÍTICO, Mc. 2, 01-12

Cuando a los pocos días volvió Jesús a Cafarnaún, se supo que estaba en casa. Acudieron tantos, que no quedaba sitio en la puerta. Él les proponía la palabra. Llegaron cuatro llevando un paralítico, y como no podían meterlo por el gentío, levantaron unas tejas encima de donde estaba Jesús abriendo un boquete y descolgaron la camilla con el paralítico. Viendo Jesús la fe que tenían, le dijo al paralítico: “Hijo, tus pecados quedan perdonados. Unos letrados, que estaban allí sentados, pensaban para sus adentros: ¿Por qué habla éste así? Blasfema. ¿Quién puede perdonar pecados fuera de Dios? Jesús se dio cuenta de los que pensaban y les dijo: “¿Por qué pensáis eso? ¿Qué es más fácil: decirle al paralítico “tus pecados quedan perdonados” o decirle “levántate, toma la camilla y echa a andar?” Pues para que veáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados... Entonces le dijo al paralítico: “Contigo hablo: Levántate, toma la camilla y vete a tu casa”. Se levantó inmediatamente, tomo la camilla y salió a la vista de todos. Se quedaron atónitos y daban gloria a Dios diciendo: “Nunca hemos visto una cosa igual".



DIÁLOGO

Pablo.- “Levántate, toma tu camilla, y vete a tu casa”. Jesús vuelve a premiar la fe y el entusiasmo de las buenas gentes, de las personas que creen en el amor.

Jorge.- ¡Su parálisis no le dejaba llegar a Él! Y entre cuatro personas consiguieron llevarlo a su presencia saltando “la otra barrera”, ¡la que, a veces, inventa la gente!.

Ana.- Para llegar a Jesús debemos salvar muchos obstáculos: ¡somos nuestro propio obstáculo! ¿Qué nos paraliza para llegar a Jesús? ¡Mira tu vida en un espejo y piensa!

Lucía.- Mi parálisis es mi falta de compromiso: veo problemas a mí alrededor y no hago nada para resolverlos. ¡Cierro los ojos para no sufrir!

Pablo.- ¡Pues creo que tu parálisis se llama cobardía, o quizás comodidad! ¿Qué sociedad estás creando? Seguro que algún día, te salpicará ese charco.

Jorge.- Desde Filipinas, la monjita de la Consolación, nuestra “Inma Virseda”, nos envía noticias de lo mal que lo está pasando la gente: ¡no podemos quedarnos paralizados!

Ana.- La falta de medicinas, de leche, de cobijo y comida, esa que tiramos porque no nos gusta, o de la que estamos hartos, ¡salvarían muchas vidas!

Lucía.- Inma, desde su vivencia, es una de las cuatro personas que ha abierto un boquete en nuestra coraza conformista para acercarnos a Jesús, ¡para que cure nuestra parálisis!

Pablo.- Otra barrera que nos impide llegar a Jesús son las personas: un comentario malicioso, una crítica perversa, un trato despiadado pueden hundir a cualquiera en el desconsuelo.

Jorge.- ¡Es peligroso creernos perfectos! ¡O el sentirnos mejores que los demás! La soberbia y la vanidad son enemigos invisibles que nos alejan de Jesús.

Ana.- ¡Ya no tienes excusas! Jesús nos lo ha dicho bien claro: solo nuestra fe, nuestro trabajo por los más desfavorecidos y nuestra entrega de amor, pueden acercarnos a Él. ¡PORQUE ALLÍ ESTÁ ÉL!

Lucía.- ¡Y no lo olvides! ¡Tú puedes ser como la monjita Inma! Y cargar en tu espalda la salvación de muchas personas. ¡Dios quiere de ti para hacer los milagros! Rompe barreras, abre boquetes en los corazones duros y ponte en marcha para construir un mundo mejor.