Hacia Dios por los caminos de la Biblia, nº 30


Hacia Dios por los caminos de la Biblia, nº 30 

Caín y Abel (c) 

Caín, dijo a su hermano Abel: "Vamos afuera." Y cuando estaban en el campo, se lanzó Caín contra su hermano Abel y lo mató. 

P: Este es el fruto de la envidia almacenada en el corazón del hombre. La envidia se degenera en odio, que convierte a Caín en el primer fratricida. ¿Y no es verdad que el crimen de Caín simboliza a todos los fratricidios de la historia? 


R: Así es. La acción sangrienta y detestable de Caín abre una cadena de muertes entre hermanos, muertes que van empapando la tierra con la sangre de las víctimas. Nos recuerda también a los hermanos de José, que lo vendieron a unos mercaderes, también por envidia. Menos mal que no se atrevieron a matarlo, pero sí que hirieron el corazón de su padre Jacob con una especie de muerte, quizás más dolorosa que la muerte física. 

P: Y es que hay muchas formas de matar, ¿verdad? 

R: Cierto, amigo. Aunque sea muy fuerte decirlo, pero uno se pregunta: ¿cuántos hermanos de sangre se matan por la herencia?; ¿cuántos se han matado en los frentes de las guerras? ( y ninguna guerra es justa), ¿cuántos niños inocentes son sacrificados en el vientre de la madre?, y ¿cuántos mueren de hambre, mientras permanecen impasibles quienes viven en la sociedad del bienestar y de la abundancia?, ¿cuántos son asesinados por defender los derechos de los excluidos, de los desheredados, de los injustamente explotados…? 

P: Todo esto me inquieta y hace que afloren en mi corazón como cardos con espinas punzantes. En esta línea me he preguntado muchas veces: ¿por qué mataron a Cristo? Y, -te lo digo con plena confianza:-, temo encontrar la respuesta. Uno se ve implicado de alguna forma 

R: En esto coincidimos los dos. A veces me pregunto: ¿con quién me identifico yo más, con Caín o con Abel?. Y , fácilmente, descarto la idea de tener algo en común con Caín, pero cuando lo pienso bien y entro en mi interior, descubro mi pasividad, mi indiferencia, mis miedos, mi vida demasiado instalada, mi falta de compromiso por hacer un mundo más justo, etc., etc. 

P: Sí me gustaría saber qué fue de Caín, después del pecado. 

R: Lo veremos el próximo día, pero no debemos quedarnos solo con el aspecto cainita que radica en nosotros. También tenemos muchos rasgos de Abel. Me atrevo a decir que en nuestro mundo hay mucha gente que obran más como Abel que como Caín.