"Adviento, vivir en esperanza", por Melitón Bruque

Sabemos que el año litúrgico no coincide con el año cronológico o civil que tenemos determinado, ni con el año fiscal o económico, ni con el año lectivo ni con ninguno de los que tenemos establecidos para llevar un orden.

El año litúrgico es un esquema con el que la Iglesia Católica divide la historia de la humanidad en etapas con las que recuerda, celebra y actualiza la actitud que debemos ir teniendo en la vida, mientras llega el momento cumbre al que nos dirigimos: la venida final de Cristo, en la que se dará el triunfo del reino de Dios inaugurado en su primera venida.

La palabra ADVIENTO es un apócope de ad-venimiento que significa “venida”, “llegada” de “algo” o de “alguien” a quien se espera.

"La liturgia es la celebración sagrada de la vida", por Melitón Bruque

“CRISTO REY”, FINAL DEL AÑO LITÚRGICO

Con la fiesta de Cristo Rey damos por concluido el AÑO LITÚRGICO. En él, hemos venido celebrando nuestra esperanza en que nuestra historia al final llegará a dónde Dios tiene establecido en su plan de salvación y felicidad para este mundo. Un mundo que creó como expresión de su amor. Para ello ha de reinar la JUSTICIA, el AMOR, la VERDAD, la LIBERTAD, la PAZ... “y todos los hombres verán la gloria de Dios”, que proclamamos en el evangelio del segundo domingo de Adviento (Lc. 3,1-6). Esta es la base y el fundamento del sentido de nuestra fe.

Orígenes cristianos de la fiesta de Halloween

Mentiras y verdades sobre esta fiesta norteamericana

«Conocerán la verdad y la verdad los hará libres» (Jn 8,32)

Anunciar el Evangelio implica anunciar la Verdad que nos salva (Lumen gentium, 17); es decir, anunciar a nuestro Señor Jesucristo, el Amén, el Verdadero (1Jn 5,20).
Por eso, es bueno, necesario y conveniente que expresemos siempre la verdad de las cosas sin miedo, pues de esa forma evitaremos la confusión y el desvío del camino. 

La mentira no nos lleva nunca a buen término, tampoco las medias verdades. Hemos de tener un equilibrio y una gran capacidad de discernimiento y de análisis crítico para ver por dónde van las cosas y qué es lo que se quiere hacer cuando se acentúa una visión.

Quizás sea bueno el que nos posicionemos en torno al auge que está tomando esta fiesta, lo mismo que otras, la fuerza que se está poniendo en ella y, en cambio, y el desvanecimiento que se está dando de otros aspectos que están en la tradición cristiana, hasta el punto que se diluye todo aspecto cristiano y se entra en otra dimensión que está fuera absolutamente del sentido original.

Lógicamente, para poder tomar posiciones es necesario tener ideas claras. Invitamos para ello a leer este artículo de Jorge Luis Zarazúa